La evolución del cultivo de conchas de abanico en la Bahía de Sechura

La Bahía de Sechura, ubicada frente a la costa del Perú, representa un caso muy interesante para entender cómo evoluciona una industria. Hace treinta años, esta bahía era un espacio marino de acceso libre, utilizado principalmente por pescadores artesanales. Con el tiempo, se reconoció que las condiciones eran ideales para el cultivo de conchas de abanico: las semillas, recolectadas del medio natural o producidas en hatcheries, se colocan en zonas específicas de la bahía —conocidas como areas de cultivo— donde crecen entre ocho y nueve meses.
Al correrse la voz sobre el potencial de ganancias, muchos pescadores migraron a la zona, y rápidamente se desarrolló una industria de alto riesgo y alta rentabilidad enfocada en la exportación de conchas, sobre todo hacia Europa. Sin embargo, con el cambio climático, estas condiciones favorables parecen volverse cada vez más escasas.
Al inicio, las areas de cultivo aparecieron de manera informal, y los derechos sobre ellas se defendían también de forma informal, muchas veces con violencia y hasta con armas de fuego. Los concheros instalaron botes guardianes para vigilar permanentemente sus parcelas y evitar robos, una práctica que aún continúa. Con el tiempo, estos derechos se formalizaron, otorgándose inicialmente solo a pescadores artesanales. No obstante, muchos de estos pequeños productores no contaban con los recursos necesarios para enfrentar los riesgos del cultivo. Como consecuencia, varias parcelas pasaron a manos de empresas más grandes, primero de manera informal y luego formalmente. En ese proceso, muchos pescadores perdieron sus parcelas y terminaron trabajando como jornaleros.
Las condiciones laborales de estos jornaleros son duras. Muchos practican el buceo con compresor, una técnica peligrosa donde se respira a través de una manguera directamente en la boca para recolectar semillas o cosechar conchas del fondo marino. Es un trabajo pesado, mal pagado y con serios riesgos para la salud: el aire del compresor no está filtrado, las inmersiones duran demasiado y las subidas y bajadas se hacen muy rápido. Además, muchos arriesgan su vida cuidando parcelas en medio del mar. Solo en 2023, se reportaron 20 muertes relacionadas con conflictos por robos. La presencia del Estado para proteger a estos trabajadores es prácticamente inexistente.
A pesar de todos estos desafíos, la Bahía de Sechura sigue siendo un actor clave en el mercado mundial de conchas de abanico. Perú es el cuarto productor mundial (EUMOFA 2023), y la mayor parte de esa producción proviene de esta bahía (Kluger et al. 2018). La mayoría se exporta a la Unión Europea. Para avanzar hacia una economía azul más justa, se necesita con urgencia una cadena de suministro sostenible que respete los derechos laborales y proteja la salud de quienes trabajan en el mar. Aunque no es fácil desde el punto de vista de la gobernanza, implementar estas medidas podría ayudar a garantizar los derechos y la seguridad de los pescadores locales, promoviendo una industria más equitativa y sostenible en la Bahía de Sechura.
Para más información sobre la evolución de la producción de conchas en la Bahía de Sechura, revisa el siguiente capítulo de libro y artículo escritos por integrantes del proyecto Humboldt Tipping:
Schlüter, A., Kluger, L. C., Garteizgogeascoa, M. & Damonte, G. (2023). Resource Grabbing and the Blue Commons: The Evolution of Institutions in Scallop Production in Sechura Bay, Peru. In Routledge Handbook of Global Land and Resource Grabbing. Routledge.
Kluger, L.C., Taylor, M.H., Wolff, M., Stotz, W. and Mendo, J. (2019), From an open-access fishery to a regulated aquaculture business: the case of the most important Latin American bay scallop (Argopecten purpuratus). Rev Aquacult, 11: 187-203. https://doi.org/10.1111/raq.12234